antes, vivía en un edificio frente a un parque, en un barrio en el que todo mundo se conocía aunque nunca hubiera cruzado palabra. en el edifico del costado vivía esta chica, la segunda de tres hermanos, la del medio, la típica oveja negra de la familia. nadie le prestó mucha atención hasta que un día apareció con él: un chico con cara de pocos amigos, chancabuques, ropa negra y una navaja en el bolsillo. las cucufatas pegaron el grito, todo mundo los miraba. por fin era el centro de atracción, ella se sentia importante.
él miraba a todos con desprecio, ella empezó a tener ojos sólo para él. se pintó el pelo de negro azabache, se puso chancabuques y mucho delineador. ella lo besaba todas las tardes con el gesto más cursi y más desesperado. él la besaba pero nunca cerraba los ojos, analizaba a la gente, saludaba a los conocidos y coqueteaba con las chicas, todo mientras movia la boca y ella, con los ojos cerrados, se entregaba por completo.
pasado un tiempo dejamos de verlos y no supimos de ellos. hasta que una madrugada a ella la sacaron de su edificio en una camilla entre llantos, gritos y chismosos. fue un intento desesperado por irse de este mundo en el que nadie le prestaba atención y en donde el amor de su vida la besaba siempre con los ojos abiertos.
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