sentados uno frente al otro a la mesa de un food court, él me tomó la mano, me dijo que guardaría ese anillo que me acababa de robar, que lo llevaría siempre en su dedo aunque tuviera florcitas, aunque le pregunten de quién y por qué lo tenía. mirandome a los ojos me dijo que yo era la única a la que había querido de verdad y que sentía que con quien debió casarse era conmigo, que debió tener mis hijos y bautizarlos con los nombres que alguna vez planeamos. en ese momento, le creí todo lo que decia. ese día nos despedimos, un abrazo fuerte, besos en los cachetes, él volvió a su nueva vida familiar, yo regresé a mi pequeño mundo de dudas y huevadas.
hoy me vengo a enterar que ese "la única" era en realidad repetido en un par de paises más a un par de chicas con las que "tambien debió casarse".
ahora me pregunto... qué grado de loser alacancé esta vez?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario